Muchas de las personas que acuden a un estudio o a una clase de Pilates lo hacen para readaptarse o recuperarse de antiguas lesiones de espalda o también para prevenir la aparición de dichas lesiones. Quizás una de las más habituales sea la protusión y posterior hernia discal. ¿Podemos practicar Pilates con este tipo de patologías?
Lamentablemente, las lesiones de los discos intervertebrales son bastante comunes: estos discos, cuya función es mejorar la movilidad y estabilización intervertebral, están formados por un núcleo pulposo y un anillo fibroso alrededor. Cuando este anillo se degenera y se desgarra se produce la protusión discal: el disco pierde su forma y se abomba (también se le llama “hernia contenida”). La protusión es el paso previo a la hernia discal, que se produce cuando el disco se rompe y su núcleo (todo o en parte) sale al exterior.
A la pregunta de “¿es posible practicar Pilates si sufro una protusión o hernia discal?” la respuesta es “sí… pero con un profesional”. Si padecemos alguna de estas patologías (o cualquier otra) es imprescindible que en nuestro primer día en clase o en el estudio alertemos al profesor de que esto es así. De esta forma, podrán ofrecernos consejo y modificaciones sobre los ejercicios a realizar.
Los ejercicios contraindicados en caso de protusión o hernia discal son aquellos en los que se combina la flexión de columna con la rotación de la misma (por ejemplo, saw o la sierra). Los ejercicios de hiperextensión de tronco en decúbito prono deben realizarse de forma muy controlada y alineando correctamente la espalda siempre.
Al trabajar con el método Pilates aplicado a personas con hernia o protusión discal, debemos hacer hincapié en los ejercicios que nos ayuden a trabajar la musculatura del tronco, fortaleciendo tanto la zona lumbar como la abdominal, y además realizar ejercicios que mejoren la movilidad y que promuevan la correcta alineación de la columna.
Fuente: Vitónica
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