viernes, 10 de octubre de 2025 | 0 comentarios | By: Cristina

Moverse para pensar mejor: lo que la ciencia dice sobre el cerebro y el movimiento.

 Durante años se ha pensado que la Educación Física era una asignatura destinada solo a “cansar” al alumnado o a liberar energía. Sin embargo, la ciencia lleva tiempo demostrando que el movimiento es mucho más que ejercicio: es una herramienta poderosa para el aprendizaje y el desarrollo cerebral. Moverse no solo fortalece los músculos, sino también las neuronas.

🚶‍♀️ El cerebro se activa cuando el cuerpo se mueve

Cuando nos movemos, el flujo sanguíneo hacia el cerebro aumenta, lo que mejora la oxigenación y el transporte de nutrientes esenciales para las neuronas. Este proceso estimula la producción de BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro), una proteína que favorece la formación de nuevas conexiones neuronales, la memoria y la plasticidad cerebral.

👉 Investigaciones de la Universidad de Illinois (Hillman, Erickson & Kramer, 2008) demostraron que los niños físicamente activos presentan mejor atención, memoria de trabajo y rendimiento académico que aquellos con menor nivel de actividad. Es decir, el movimiento prepara al cerebro para aprender.

🧩 Moverse mejora la concentración y la gestión emocional

La actividad física no solo impacta en la parte cognitiva, sino también en la emocional. El ejercicio favorece la liberación de dopamina, serotonina y endorfinas, neurotransmisores que mejoran el estado de ánimo, reducen la ansiedad y aumentan la motivación.

Un estudio de la Universidad de Stanford (Oppezzo & Schwartz, 2014) comprobó que caminar aumenta la creatividad en un 60%, en comparación con permanecer sentado. En otras palabras: moverse literalmente ayuda a pensar “fuera de la caja”.

En el aula, esto se traduce en una mayor capacidad para mantener la atención, regular emociones y resolver problemas de forma más flexible.

🧠 Educación Física: una actividad también para el cerebro

Desde la neuroeducación se defiende que el aprendizaje corporal refuerza los procesos cognitivos. Antonio Damasio, neurocientífico y autor de El error de Descartes (1994), sostiene que “no pensamos solo con el cerebro, sino con todo el cuerpo”. Cada gesto, equilibrio o coordinación estimula áreas cerebrales implicadas en la planificación, la toma de decisiones o la memoria espacial.

Por eso, la Educación Física escolar debería entenderse como un espacio de aprendizaje integral, donde cuerpo y mente trabajan juntos. Juegos de coordinación, actividades rítmicas o dinámicas que combinan movimiento con memoria o atención son excelentes para reforzar el aprendizaje global del alumnado.

🌱 Moverse para aprender mejor

Incorporar el movimiento en la rutina escolar —ya sea mediante pausas activas, aprendizaje cooperativo en movimiento o sesiones regulares de Educación Física— ayuda a mejorar el rendimiento general del alumnado.
La OMS (2020) recomienda al menos 60 minutos diarios de actividad física moderada o vigorosa en niños y adolescentes, no solo por salud, sino también por bienestar cognitivo y emocional.

💬 En resumen

Moverse no es una distracción del aprendizaje: es una condición necesaria para que el aprendizaje ocurra.
Cada salto, carrera o juego en el patio fortalece no solo el cuerpo, sino también las redes neuronales que sostienen la atención, la memoria y la creatividad.

La Educación Física, por tanto, no “quita tiempo” a las materias teóricas: las potencia. Si queremos mentes despiertas, necesitamos cuerpos en movimiento.


🧭 Fuentes consultadas:

  • Hillman, C. H., Erickson, K. I., & Kramer, A. F. (2008). Be smart, exercise your heart: exercise effects on brain and cognition. Nature Reviews Neuroscience, 9(1), 58–65.

  • Oppezzo, M., & Schwartz, D. L. (2014). Give your ideas some legs: The positive effect of walking on creative thinking. Journal of Experimental Psychology: Learning, Memory, and Cognition, 40(4), 1142–1152.

  • Damasio, A. (1994). El error de Descartes: la emoción, la razón y el cerebro humano. Barcelona: Crítica.

  • Organización Mundial de la Salud (2020). Directrices sobre actividad física y hábitos sedentarios.

La Inteligencia Artificial en Educación Física: cuando la tecnología también se mueve.

Durante mucho tiempo, hablar de Inteligencia Artificial (IA) nos hacía pensar en robots o en películas futuristas. Sin embargo, hoy la IA está más presente que nunca en nuestro día a día: nos recomienda música, organiza nuestras rutinas, nos ayuda a aprender idiomas… y también puede tener un papel muy interesante en la Educación Física.

Aunque pueda parecer que “lo digital” y “el movimiento” no encajan, la IA está demostrando que puede enriquecer la forma en que enseñamos y aprendemos a cuidar nuestro cuerpo. En lugar de sustituir la actividad física, la complementa, ofreciendo información valiosa, motivación y nuevas formas de entender el aprendizaje motor.

💡 Un entrenamiento más personalizado

Gracias a aplicaciones y dispositivos inteligentes, los alumnos pueden obtener datos sobre su rendimiento: velocidad, ritmo cardíaco, coordinación o resistencia. Con esta información, el profesorado puede adaptar las actividades a las necesidades de cada alumno, favoreciendo la inclusión y la mejora personal. Además, algunos programas ofrecen retroalimentación inmediata, permitiendo corregir posturas o técnicas en tiempo real.

🎯 Evaluar y motivar de otra manera

La IA también permite realizar un seguimiento más visual y motivador del progreso. Los sistemas pueden registrar los logros, detectar avances o dificultades y presentar pequeños retos personalizados. Así, el alumnado no solo compite con los demás, sino consigo mismo, intentando mejorar su marca anterior. Este enfoque convierte la Educación Física en una experiencia más lúdica y autorregulada.

🌱 Fomentar hábitos saludables

Otra gran ventaja es su uso para educar en salud y bienestar. Las aplicaciones basadas en IA pueden analizar hábitos de sueño, alimentación y actividad, ofreciendo recomendaciones personalizadas. De esta forma, la Educación Física se conecta con la vida cotidiana del alumnado y promueve una comprensión más amplia del cuidado del cuerpo y la mente.

⚖️ Tecnología con equilibrio

Eso sí, no podemos olvidar los retos: la protección de los datos personales, la accesibilidad tecnológica o el riesgo de depender demasiado de los dispositivos. La clave está en usar la tecnología como aliada, no como sustituta. La IA debe sumar, no restar, a los valores esenciales de la Educación Física: el esfuerzo, la cooperación, la convivencia y la alegría de moverse juntos.

💬 En definitiva, la Inteligencia Artificial puede ayudarnos a conocer mejor nuestro cuerpo, personalizar el aprendizaje y motivar a los alumnos desde una perspectiva innovadora. Pero la verdadera magia sigue estando en el movimiento humano: en el juego, en la superación y en compartir la experiencia con los demás.


Porque la tecnología puede enseñarnos muchas cosas… pero nada sustituye la emoción de correr, saltar o celebrar un logro en equipo.