Toda actividad deportiva es una fuente de estrés, el cual si no tenemos en cuenta una planificación adecuada puede convertirse en un factor negativo para nuestra progresión. En cambio este estrés es beneficioso siempre y cuando tengamos los descansos entre cargas establecidos de forma adecuada, logrando lo que se llama supercompensación, consiguiendo que las cargas de trabajo resulten en un estrés positivo. Si estas cargas de entrenamiento no producen efectos positivos, posiblemente por una recuperación inadecuada comenzaremos a experimentar una fatiga crónica, lo cual en vez de tener un efecto positivo, nuestro cuerpo sufrirá una adaptación negativa, esto es lo conocido como síndrome de burnout.
Podemos encontrar 3 dimensiones en el síndrome de burnout:
-Agotamiento emocional: En el cual tenemos la sensación de tener una fatiga extrema.
-Despersonalización: Mostrando sentimientos negativos hacia otras personas del mismo medio, comportamiento impersonal, y el no respeto hacia esas personas.
-Reducción de la satisfacción personal: Evaluarse negativamente en el ámbito laboral, o no creer en su proyección laboral.
Aplicando estas 3 dimensiones al mundo deportivo, podemos evidenciar, un agotamiento emocional, en donde el cansancio de los entrenamientos se acentúa, un desprendimiento emocional con el grupo al que perteneces, pudiendo ser un club, o conjunto de deportistas, y por último una insatisfacción con los entrenamientos y sobre todo con la competición, se pierde el sentido de competir, bajando el ánimo para asistir a competiciones aumentando el número de veces que por ejemplo, nos retiramos de la competición no por problemas físicos sino por problemas emocionales que no nos dejan rendir correctamente.
El síndrome de burnout en el deporte está considerado como uno de los factores limitantes en el desarrollo del deportista, sobre todo en los más jóvenes. Si observamos a los atletas profesionales justo antes de la retirada del jugador, el mismo pasa por una etapa denominada etapa de agotamiento, la cual puede darse tanto por problemas físicos (lesiones…), como por problemas psicológicos o sociales. Si somos entrenadores, esta etapa debemos saber reconocerla ya que la siguiente etapa (retirada) no tendrá vuelta atrás.
Otra razón para que aparezca el síndrome de burnout, suele ser el estrés crónico que un deportista está sufriendo durante un largo periodo de tiempo. La adaptación a este estrés puede tener aspectos tanto negativos como positivos. Si nos adaptamos negativamente, esto puede ser el desencadenante de un desgaste, provocando agotamiento, que según Smith (1986) el agotamiento implica un escape psicológico, emocional y físico. La falta de disfrute y apreciación de la actuación son los principales cambios, lo que resulta en un estrés prolongado, llevándonos al agotamiento.
El papel de los profesionales, se basa en observar y detectar si el deportista se siente quemado (burnout), consiguiendo distinguir los descensos de rendimiento por enfermedad que pueden confundirnos, así como observar los efectos del sobreentrenamiento, agotamiento o la simple fatiga; todos ellos deben ser aspectos identificables ya que pueden desencadenar en un síndrome de burnout.
En la vida de los deportistas existen más aspectos que el entrenamiento que puedan hacer que aparezca dicho síndrome, por ejemplo las presiones externas, de familiares, por ejemplo con las comparaciones entre hermanos o compañeros de equipo. La presión que algunos entrenadores requiriendo victorias, y un nivel adecuado según sus expectativas. Todos y cada uno de estas presiones suponen un estrés que el deportista en ocasiones puede digerir de forma negativa.
El estrés es fundamental para conseguir buenos resultados, pero sin embargo el estrés físico excesivo tener consecuencias que no siempre son positivas, el cual puede dar lugar al sobreentrenamiento.
En cuanto a los deportistas jóvenes, debemos ser precavidos, y hacer que se socialicen no sólo con el deporte, sino que hagan “vida de niños”. Muchas jóvenes promesas, acaban teniendo más responsabilidades que algún adulto en su etapa deportiva, pero muchos de ellos no están preparados para esa “vida de adultos”, hay que primar su desarrollo como persona por encima de su desarrollo deportivo.
No es raro observar clubes deportivos con multitud de niños con objetivos marcados para la temporada, y altas cargas de entrenamiento especializado. Según Paes (1992) la especialización temprana se debe evitar, ya que es perjudicial para el desarrollo armonioso entre el aprendizaje de las técnicas del deporte y sus valores morales. Especializarse antes de tiempo es un factor de riesgo del síndrome de burnout, aumentando las probabilidades de que abandone el deporte antes de tiempo.
Para terminar me gustaría hablar del inventario de Burnout, que consta de 27 preguntas, desarrollado por Silverio (1995) en donde se analizan seis factores que conducen al agotamiento: el desaliento, falta de energía, la expectativa de la ineficiencia, el agotamiento, la apatía y la excitabilidad. Con estas preguntas se intenta observar si el deportista sufre el síndrome de burnout. A esto si le añadimos el contacto directo con el entrenador y otros profesionales en el entrenamiento diario, nos proporcionará pruebas de la presencia de burnout.
Weinberg y Gould (2001) muestran cómo los síntomas emocionales: la pérdida de interés por el agotamiento, la falta de ganas de jugar, agotamiento mental, falta de atención, la depresión y la ansiedad.
Algunos consejos para prevenir el burnout son:
-Establecimiento de metas a corto plazo para la competencia y la comunicación entrenamiento.
-Tener tiempo libre para relajarse.
-Aprender habilidades de autorregulación.
-Mantener una actitud positiva.
-Control de emociones post-competitivos.
-Mantenerse en buena condición física.
Fuente:
Héctor Tarrío
Síndrome de burnout e esporte efdeportes.com
Treinamento esportivo e burnout: reflexões teóricas efdeportes.com
Podemos encontrar 3 dimensiones en el síndrome de burnout:
-Agotamiento emocional: En el cual tenemos la sensación de tener una fatiga extrema.
-Despersonalización: Mostrando sentimientos negativos hacia otras personas del mismo medio, comportamiento impersonal, y el no respeto hacia esas personas.
-Reducción de la satisfacción personal: Evaluarse negativamente en el ámbito laboral, o no creer en su proyección laboral.
Aplicando estas 3 dimensiones al mundo deportivo, podemos evidenciar, un agotamiento emocional, en donde el cansancio de los entrenamientos se acentúa, un desprendimiento emocional con el grupo al que perteneces, pudiendo ser un club, o conjunto de deportistas, y por último una insatisfacción con los entrenamientos y sobre todo con la competición, se pierde el sentido de competir, bajando el ánimo para asistir a competiciones aumentando el número de veces que por ejemplo, nos retiramos de la competición no por problemas físicos sino por problemas emocionales que no nos dejan rendir correctamente.
El síndrome de burnout en el deporte está considerado como uno de los factores limitantes en el desarrollo del deportista, sobre todo en los más jóvenes. Si observamos a los atletas profesionales justo antes de la retirada del jugador, el mismo pasa por una etapa denominada etapa de agotamiento, la cual puede darse tanto por problemas físicos (lesiones…), como por problemas psicológicos o sociales. Si somos entrenadores, esta etapa debemos saber reconocerla ya que la siguiente etapa (retirada) no tendrá vuelta atrás.
Otra razón para que aparezca el síndrome de burnout, suele ser el estrés crónico que un deportista está sufriendo durante un largo periodo de tiempo. La adaptación a este estrés puede tener aspectos tanto negativos como positivos. Si nos adaptamos negativamente, esto puede ser el desencadenante de un desgaste, provocando agotamiento, que según Smith (1986) el agotamiento implica un escape psicológico, emocional y físico. La falta de disfrute y apreciación de la actuación son los principales cambios, lo que resulta en un estrés prolongado, llevándonos al agotamiento.
El papel de los profesionales, se basa en observar y detectar si el deportista se siente quemado (burnout), consiguiendo distinguir los descensos de rendimiento por enfermedad que pueden confundirnos, así como observar los efectos del sobreentrenamiento, agotamiento o la simple fatiga; todos ellos deben ser aspectos identificables ya que pueden desencadenar en un síndrome de burnout.
En la vida de los deportistas existen más aspectos que el entrenamiento que puedan hacer que aparezca dicho síndrome, por ejemplo las presiones externas, de familiares, por ejemplo con las comparaciones entre hermanos o compañeros de equipo. La presión que algunos entrenadores requiriendo victorias, y un nivel adecuado según sus expectativas. Todos y cada uno de estas presiones suponen un estrés que el deportista en ocasiones puede digerir de forma negativa.
El estrés es fundamental para conseguir buenos resultados, pero sin embargo el estrés físico excesivo tener consecuencias que no siempre son positivas, el cual puede dar lugar al sobreentrenamiento.
En cuanto a los deportistas jóvenes, debemos ser precavidos, y hacer que se socialicen no sólo con el deporte, sino que hagan “vida de niños”. Muchas jóvenes promesas, acaban teniendo más responsabilidades que algún adulto en su etapa deportiva, pero muchos de ellos no están preparados para esa “vida de adultos”, hay que primar su desarrollo como persona por encima de su desarrollo deportivo.
No es raro observar clubes deportivos con multitud de niños con objetivos marcados para la temporada, y altas cargas de entrenamiento especializado. Según Paes (1992) la especialización temprana se debe evitar, ya que es perjudicial para el desarrollo armonioso entre el aprendizaje de las técnicas del deporte y sus valores morales. Especializarse antes de tiempo es un factor de riesgo del síndrome de burnout, aumentando las probabilidades de que abandone el deporte antes de tiempo.
Para terminar me gustaría hablar del inventario de Burnout, que consta de 27 preguntas, desarrollado por Silverio (1995) en donde se analizan seis factores que conducen al agotamiento: el desaliento, falta de energía, la expectativa de la ineficiencia, el agotamiento, la apatía y la excitabilidad. Con estas preguntas se intenta observar si el deportista sufre el síndrome de burnout. A esto si le añadimos el contacto directo con el entrenador y otros profesionales en el entrenamiento diario, nos proporcionará pruebas de la presencia de burnout.
Weinberg y Gould (2001) muestran cómo los síntomas emocionales: la pérdida de interés por el agotamiento, la falta de ganas de jugar, agotamiento mental, falta de atención, la depresión y la ansiedad.
Algunos consejos para prevenir el burnout son:
-Establecimiento de metas a corto plazo para la competencia y la comunicación entrenamiento.
-Tener tiempo libre para relajarse.
-Aprender habilidades de autorregulación.
-Mantener una actitud positiva.
-Control de emociones post-competitivos.
-Mantenerse en buena condición física.
Fuente:
Héctor Tarrío
Síndrome de burnout e esporte efdeportes.com
Treinamento esportivo e burnout: reflexões teóricas efdeportes.com
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